La Reserva de la Biosfera de Río Eo, Oscos y Terras de Burón fue declarada como tal por la UNESCO en 2007, convirtiéndose en la primera comunidad calificada con esta consideración fuera de la red de espacios naturales protegidos. Y tiene la particularidad, además, de ser la primera que es compartida por dos comunidades autónomas, Asturias y Galicia.
Esta Reserva abarca siete municipios asturianos y aglutina en total unos 1.600 kilómetros cuadrados, en los que viven aproximadamente unos 34.000 habitantes. Son territorios unidos y ligados por el eje fluvial del río Eo y su desembocadura.
Esta zona cuenta con una gran variedad de unidades paisajísticas. Además, su rico patrimonio natural asociado a la desembocadura del Eo y a los valles de las cuencas fluviales que vertebran su espacio, permite disfrutar de unas hermosas playas y escarpados acantilados. La óptima conservación de sus formaciones forestales son una buena representación de la media montaña cantábrica occidental, y no menos importante es la riqueza etnográfica y arquitectónica de la zona.
En su declaración como Reserva de la Biosfera, la UNESCO reconoce la labor de los vecinos de la zona a favor del desarrollo sostenible, que favorece el crecimiento respetando la conservación de los paisajes, los ecosistemas, las especies y la diversidad genética. Se trata de un paraje enmarcado en territorios que han sufrido a lo largo de siglos consecuencias del aislamiento secular, pero que ha sido capaz de superar gracias al buen aprovechamiento de oportunidades para el desarrollo de proyectos pioneros en el ámbito internacional, de sostenibilidad y de turismo rural; todo ello, unido a sus valores naturales y medioambientales, a sus valores paisajísticos, a sus actividades económicas y a su patrimonio cultural y etnográfico ha permitido que esta zona pueda seguir avanzando en el progreso y desarrollo ordenado y sostenible. Los valores paisajísticos de esta zona son innegables, pero sobre todo destaca su trayectoria histórica de acción social y económica, así como de conservación del patrimonio.
La innegable belleza natural del Principado se hace patente en sus cinco territorios reconocidos Reserva de la Biosfera, y en que una tercera parte de su territorio –340.000 hectáreas– cuenta con alguna figura de conservación.